El aumento del ejercicio ayuda a controlar la ingesta alimentaria, produciendo cambios positivos en la composición corporal. Por eso es vital que comience de manera progresiva y continua la actividad física. Lo primero que tenemos que hacer es consultar con el médico veterinario para que nos pueda asesorar y nos indiqué cuál es la actividad física, intensidad y frecuencia adecuada para nuestro perro. Además que pueda llevar a cabo el seguimiento del proceso.
Seguramente al principio, se muestre un poco cansado, por eso lo mejor es comenzar el ejercicio con caminatas cortas. Luego podrás incrementarlas de acuerdo a la evolución y recomendación de tu veterinario.
Hay que estar atentos a la falta de aire u otros síntomas de fatiga, para detener el ejercicio ni bien se manifiesten y siempre tener a mano agua fresca e ir ofreciéndole para evitar que se deshidrate.